lunes, 13 de octubre de 2008


Regresé de la muerte
El sendero fragmentó
el cristal que me dormía
Las esquirlas quedaron en la memoria
Estallan como Ninfas cada mal paso
Caminé por un bosque de maderas leales
y mi voz cansada se atrapó en minerales falsos
Intenté gritar, reconocerme
Un árbol quemado lloró hormigas
Qué silencio prolongado fue el camino
Recuerdo el crujido de las hojas
por donde mis pasos mintieron
Pero en un zumbido de abeja
Renació la música mojada de esferas
El soplo de Dios emergía de la tierra
Fui a su llamado y me perdí de nuevo
Los laberintos mentales se cubrieron
bajo el sombrero del Diablo
Bebí la muerte en un guaje
y el crisol fue más claro
Tragué seca tierra miel
Un mexicano caminó a mi lado
Ojos de camaleón jaguar
chicatana triste
ave vívora de cáscabel
Allí mirándome abrazar la tierra
y mis manos manchadas de tumba roja
querían hacerle una flor de dedos torpes
Canté de miedo
El quetzal dorado dijo
Abre los ojos y despierta vivo
Allá la muerte
Se me quedó bien agarrada
respirando como iguana
oculta en los tornasoles del pecho
Miré la realidad llorando y me escupió la cara
Reí como en el sueño
cuando supe que de nuevo me moría

Confundido
sólo busco mi epitafio...

1 comentario:

Bella come sempre dijo...

"El todo no puede ser cambiado.
Hemos perdido esa oportunidad.
Por carecer del tiempo preciso,
erramos en nuestro camino.
Pero ahora somos conscientes
de que no debemos cambiar el todo,
sino las partes."
Epitafio del Crepúsculo

Benvenuto matto!